Los dioses son entidades de poder inconmensurable cuya influencia sin embargo puede ser muy desigual. Un dios mayor puede mostrarse distante a pesar de su gran poder y al contrario, un dios menor o un semidios puede llegar a ser muy influyente en un entorno concreto. Las escrituras sagradas y los mitos oscuros hablan de dioses prisioneros encadenados a tareas cósmicas, dioses dormidos y olvidados desde hace eones, dioses alienígenas en dimensiones ignotas e incluso dioses muertos que sus adoradores quieren revivir.
Los patrones arcanos son seres sobrenaturales que dominan los flujos del flogisto, la mítica sustancia que los sabios dicen hay entre las esferas cósmicas y que es la materia prima de la magia arcana. Están dispuestos a negociar con los mortales, intercambiando poder mágico por obediencia y servicios. Los patrones pueden ser también entes divinos, aunque la mayoría de los dioses no se rebaja a hacer tratos con los mortales. El resto de los patrones arcanos que no son dioses aún así son seres sobrenaturales extremadamente poderosos. Los patrones buscan influir en el Multiverso y consideran sus agentes como peones en un juego de tablero multidimensional.
Jerarquía divina
Los dioses se agrupan en panteones de acuerdo a su naturaleza y alineamiento. Los dioses mayores son los dioses principales de su panteón. Los dioses menores normalmente no tienen tantos adoradores ni influencia como un dios mayor, pero en determinados lugares o entornos pueden ser más importantes que cualquier otro dios. Los semidioses son mortales que han ascendido a la divinidad, un hecho extraordinario que no sucede más que dos o tres veces por Era. Los príncipes demonio son señores del Abismo que han alcanzado un poder comparable al de una deidad menor.
Alineamiento
No hay un eje Bien-Mal, los únicos alineamientos que hay son la Ley, el Caos y la Neutralidad. La Ley encarna los principios del orden y la sociedad civilizada. El Caos encarna los principios del desorden y de las pasiones individuales. La Neutralidad se puede manifestar de tres maneras: como partidarios del Equilibrio, que busca evitar que la Ley o el Caos se vuelvan demasiado poderosos; como culto enloquecido a los dioses primigenios que son anteriores a la Ley y el Caos; o como seguidores de poderes veleidosos que no están interesados en la guerra cósmica (por ejemplo, la diosa Fortuna).
El alineamiento es una consecuencia de los actos del personaje y no al revés, y puede por tanto cambiar con el tiempo, pero cuidado! Una vez los poderes cósmicos hayan posado sus ojos en tí, te será muy difícil escapar a sus intrigas. El alineamiento no es una mera postura moral: tu alineamiento implica tomar partido en la guerra eterna por el dominio del Multiverso, y cuanto más poderoso sea el personaje, más posibilidad habrá de que se vea implicado en ella.
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