jueves, 10 de febrero de 2022

Elfos

Estos no son los típicos elfos de fantasía-medieval, son más cercanos a los elfos de La espada rota de Poul Anderson y los melnibolneses de Michael Moorcok. Los elfos son seres caprichosos e inhumanos de naturaleza caótica y son nativos de Faerie, el Plano Feérico, el Mundo de los Sueños, una dimensión que se sobrepone y en ocasiones coincide con determinados lugares del mundo real que sólo los que tienen el don de la Vista Encantada pueden percibir.

Nota: la parte de los elfos salvajes está traducida y adaptada de Into the Wyrd and Wild.

Los niños cambiados

Todos los elfos tienen la costumbre de raptar niños humanos recién nacidos. Por lo que sustituyen al niño depende del tipo de elfo y de su retorcido sentido del intercambio: a veces dejan un tronco hechizado con una ilusión para que parezca un bebé, a veces intercambian a los niños por retoños de monstruos y finalmente algunos los cambian por niños elfos.

Estos niños elfos adoptan instantáneamente el aspecto de niños humanos gracias al glamour, la capacidad natural de cambiar de forma que tienen todos los Fae, para engañar a los padres humanos, y con el paso de los años en cierto modo se "humanizan". Estos niños cambiados crecen ignorándolo todo sobre su propio origen, pensando que son humanos como los demás niños de la aldea. La única manifestación de su naturaleza feérica es su aspecto esbelto, la alergia al hierro y un sexto sentido para descubrir lo que está oculto. Cuando se vuelven adultos se hacen preguntas sobre su autentica naturaleza y a menudo se convierten en aventureros. Otros no tienen tanta suerte y acaban siendo descubiertos por cazadores de brujas o linchados por el populacho si se pone en evidencia su naturaleza feérica.

De los que se convierten en aventureros, si sobreviven a su primera aventura algunos manifiestan una capacidad innata para la magia arcana y aptitudes feéricas pero en muchos otros casos esto nunca llega a suceder.

En cuanto a los niños humanos raptados por elfos, son llevados a las Tierras de los Elfos en el Plano Feérico. Los pocos niños que llegan a la edad adulta (el Plano Feérico es un lugar muy peligroso) se convierten en "familiares" de los elfos (esclavos y mascotas) y jamás podrán volver al mundo real, aunque de todas formas no lo harían aunque pudieran, ya que están completamente subyugados por el glamour de sus amos élficos y les profesan un amor sin medida. Los familiares humanos más leales y destacados son los Caballeros de las Tierras de los Elfos que sirven al Rey y la Reina de las Tierras de los Elfos, a los que resultan útiles por ser los únicos súbditos de su reino capaces de manejar el hierro.

Las Cortes de los Elfos

Todos los elfos del Plano Feérico son cortesanos del Rey y la Reina de las Tierras de los Elfos, aunque se dividen en cuatro cortes de acuerdo a su naturaleza mágica e idiosincrasia: la Corte de Primavera, la Corte de Verano, la Corte de Otoño y la Corte de Invierno. En primavera y verano el Rey y la Reina están juntos y se aman. En otoño e invierno se separan, se odian e intrigan el uno contra el otro. Cada corte tiene sus propios dominios en las Tierras de los Elfos y se puede acceder a ellos desde el mundo mortal en determinados lugares o circunstancias ligadas a la estación. Por ejemplo, se dice que en la cascada más brillante del reino se puede acceder a la corte de Verano si la atraviesas justo en el momento en el que también lo hace la luz del crepúsculo; se dice que si das siete pasos hacia atrás en una tormenta de nieve mientras llevas una prímula recién cortada en la mano, apareces en la corte de Invierno, aunque si sueltas la flor nunca podrás volver al mundo mortal.

Corte de Primavera

Los Elfos Taheños (pelirrojos), también llamados Elfos Cantores. Los elfos más apasionados, venéreos e irracionales son los de esta corte. Son grandes cantantes, amantes y guerreros. A menudo salen de las Tierras de los Elfos para llevar a cabo cacerías de monstruos y bacanales en los bosques y praderas. Parecen los más benignos de los elfos pero ten cuidado, si te encuentras con ellos y te invitan a su festivo banquete puede que te hagan bailar, reír o amar hasta morir. Y por supuesto si los acompañas nunca pruebes la comida y la bebida que te ofrezcan una vez entres en las Tierras de los Elfos (la transición de este mundo al suyo no tiene porque ser evidente). Por otra parte, si los ofendes pueden pasar de la alegría delirante a la ira más terrible, así que tratarlos con descortesía tampoco es una opción.

Corte de Verano

Los Elfos de la Luz. Son hermosos a una escala que es imposible de entender para un ser mortal (sólo las ninfas los superan en belleza). Es difícil verlos y no llorar de lo bellos que son. Los elfos de la luz valoran la belleza por encima de todo y creen que todas las cosas hermosas del mundo les pertenecen. Más todavía, para ellos la belleza es el BIEN y la fealdad es el MAL. No soportan la grosería ni la violencia burda, pero las cosas bellas no pueden ser malas y por tanto te mataran mientras bailan y sonríen. No veras muchos humanos y criaturas esclavizadas entre estos elfos, sólo a los seres más hermosos y espléndidos. En caso de que entres en sus maravillosos dominios de forma pacífica (cosa complicada, los aventureros están SUCIOS y son FEOS) podrás comerciar con ellos. Si tienes una cara hermosa o una voz bonita, por ejemplo, podrás venderla a cambio de gemas brillantes o juguetes mágicos que para ellos no son más que bagatelas pero que son auténticos tesoros en el mundo mortal.

Corte de Otoño

Los Elfos Zainos (pardos). Reputados por su malicia y sus bromas crueles que gustan infligir a aldeanos y viajeros. Son auténticos agentes del caos y maestros del arte de la ilusión y del cambiaformas, destacan en eso por encima del resto de los elfos. Se les conoce también por ser secuaces de Syrdon, el Bufón, semidiós del Engaño. Se puede encontrar hadas en todas las Tierras de los Elfos (aunque las más poderosas, conocidas como las Hadas Nobles, también tienen sus propios dominios en Faerie), pero la corte de Otoño es sin lugar a dudas dónde más seres feéricos hay. La mayoría de los elfos tratan a los gnomos y las hadas como poco menos que insectos y los espantan de sus ciudades perfectas, pero los elfos zainos parecen regocijarse de la compañía del Pequeño Pueblo y lo usan en sus trucos y travesuras. A pesar de sus bromas inhumanas aún es posible para un mortal negociar con los elfos zainos, sólo tienes que ser más listo que ellos (es clásica la historia del hijo del molinero que consiguió que los elfos zainos le convirtieran en príncipe para enamorar a la princesa del reino y convertirse en rey, a pesar de las retorcidas cláusulas del contrato mágico a las que consiguió dar la vuelta con su astucia).

Corte de Invierno

Los Elfos Oscuros, también llamados Elfos de las Nieves. Sus dominios invernales son la parte más terrorífica de Faerie. Se les puede encontrar también en el Plano Negativo y existen muchas conexiones entre sus palacios de hielo y el Páramo Sombrío. Los elfos oscuros no soportan el fuego del hogar ni la luz del Sol. Parecen los más tenebrosos de todos los elfos, pero en realidad son los más fáciles de tratar con seguridad. Aunque eso sí, cualquier pacto que se lleve a cabo con ellos deberá ser con un propósito tenebroso e inconfesable. A lo largo del tiempo no son pocos los mortales que han hecho tratos con los elfos oscuros. Muchos héroes deben su leyenda a un artefacto creado por la magia de los elfos oscuros y muchos reyes deben el trono de sus antepasados a sus artimañas. El pacto más famoso es sin duda el de las temidas tribus de las amazonas de hielo, que les entregan a sus hijos varones y veneran a la Reina de las Tierras de los Elfos como su diosa, a la que llaman la Dama de la Escarcha. Los hijos de las amazonas son llevados por los elfos oscuros a las profundidades de la Infraoscuridad desde hace siglos con un propósito que ni siquiera conoce el Rey de las Tierras de los Elfos.

Elfos primordiales

Los elfos primordiales son tan antiguos y poderosos que se han convertido prácticamente en dioses. Sus poderes están más allá de lo imaginable. Los únicos elfos primordiales que se conocen son el Rey y la Reina de las Tierras de los Elfos. Tienen muchos nombres según la época y la cultura, pero sus nombres verdaderos son el secreto mejor guardado del Mundo de los Sueños.

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Además de los elfos cortesanos y los niños cambiados existe una estirpe degenerada de elfos, descendientes de exiliados de las Tierras de los Elfos desterrados hace eones: los Elfos Salvajes.

Los Elfos Salvajes

Viven en árboles podridos y pantanos en descomposición. Construyen grandes ciudades con árboles entretejidos de seda de araña. Se dan festines de carne con dientes como vidrio roto. Bailan y cantan en charcos a la luz de las lunas. Son tan maravillosos como monstruosos, porque son los Elfos Salvajes, y ellos gobiernan el Wyrd y las Tierras Salvajes.

Mucho antes de que el hombre caminara sobre la tierra, estaban los seres Fae de la magia y el deseo. Nacidos de la magia y la energía primordial del Wyrd, poblaron el universo con formas primarias y primitivas. Sus cuerpos aún no estaban refinados, algunos tenían demasiadas piernas, y otros los cuerpos de insectos voraces. Pasaron eones hasta que se convirtieron en lo que hoy llamamos elfos, pero entonces se produjo un cisma. Los más primitivos, los que seguían vinculados a la espiral infinita del Wyrd, fueron repudiados por los jóvenes Rey y Reina de las las Tierras de los Elfos y abandonados en el mundo mortal. Jamás podrían volver al Mundo de los Sueños.

Estos elfos desterrados construyeron colonias como insectos, ciudades artesanales tejidas con troncos de árboles y atados con sus poderes del Wyrd. Practicaron grandes magias ocultas e hicieron artefactos que ningún mortal cuerdo jamás podría siquiera soñar. Su poder es a imagen de lo salvajes y terribles que son, impredecible e indómito. Sin embargo, en el camino algo se perdió. Desde que fueron expulsados de Faerie apenas podían engendrar niños, con el paso del tiempo se volvieron cada vez más estériles y su número empezó a menguar. Mucho tiempo lloraron y sufrieron, tejiendo canciones de dolor y monumentos a su angustia. Eso fue así, hasta que una criatura primitiva que nunca antes habían visto se perdió en sus dominios. La criatura era un niño humano, de los primeros mortales. Curiosos por la pequeña criatura, los elfos salvajes eligieron no comérsela, sino criarla y estudiarla mientras dormía. Creció mucho más rápido que ellos, en apenas un suspiro se había convertido en un adulto y se comportaba de forma parecida a uno de los suyos. La criatura tomó una cónyuge elfa salvaje y fue entonces cuando ocurrió el milagro. La criatura y su cónyuge dieron a luz un hijo, tan salvaje y feérico como los niños que no tenían desde hacía siglos.

En la era actual, en la oscuridad de la noche, cuando brilla la Luna Roja, los Elfos Salvajes roban los hijos de los mortales y los cambian por los suyos. Cazan a aquellos que intentan recuperar a sus hijos, matándolos como perros salvajes perdidos en la oscuridad. Lenta pero constantemente su número crece, y llegará un día en el que los Elfos Salvajes se alcen para sojuzgar definitivamente a los mortales y vengarse de sus bellos primos de Faerie.

Ciclo vital de los Elfos Salvajes

Llegan a la vida como el resultado de la unión entre un mortal y un Elfo Salvaje. El niño se parece más a un gremlin que a un elfo. Su boca está llena de filas de dientes puntiagudos e irregulares; sus extremidades acaban en manos y pies gordos y llenos de garras; y a los pocos días de su nacimiento son capaces de escalar, pelear y gritar obscenidades, lo que hacen con un júbilo degenerado. Tales "niños" se escapan o son dejados a su suerte, correteando por la naturaleza para valerse por sí mismos como manadas de perros rabiosos.

Solamente después de muchos años de sórdida vida bestial los niños Elfos Salvajes comienzan a sufrir un cambio. Al principio se manifiesta en un hastío, la voracidad típica que los anima desaparece y se ponen a buscar soledad y tranquilidad, ya que su mente se siente incapaz de comprender los pensamientos superiores que se gestan en su interior. Eventualmente, encuentran un árbol ahuecado o una pequeña madriguera de tierra y se envuelven en un capullo hecho de su propia saliva viscosa. Pasan un año en este estado de hibernación; su cuerpo y mente crecen y se deforman en algo más grandioso. A la próxima primavera finalmente despiertan y el capullo se rasga, con mucho ceremonia por parte de Elfos Salvajes adultos. Ahora con un cuerpo humanoide ágil, con facciones afiladas, piel clara, pero los mismos dientes y garras irregulares, toman su lugar entre los adultos, con una mente completamente formada y rebosante de maldad. También es habitual que ocurran numerosas mutaciones entre los Elfos Salvajes, como consecuencia de estar tan vinculados a la energía caótica del Wyrd. Cada mutación es ampliamente celebrada por los demás miembros de su comunidad, refiriéndose a ellas como "una bendición del Wyrd". La mayoría de las mutaciones toman la forma de cuernos y alas insectoides vestigiales, ocasionalmente algunos nacen con un par funcional de alas insectoides, otros muestran una mayor inclinación por la magia, pero la más preciada de todas las mutaciones es el don de ver el futuro, la capacidad de leer las ramas del Destino eleva al elfo salvaje al rango de Vidente, el más estimado que puede recibir, sólo por debajo de las monstruosas Reinas de los Elfos Salvajes. Estas antiguas matriarcas han sobrevivido durante tanto tiempo canalizando el poder bruto del Wyrd que han trascendido, convirtiéndose en entidades demoníacas. No ejercen un autoridad real sobre las tribus de Elfos Salvajes sino que son más bien ídolos vivientes del Wyrd, cuyos caóticos deseos son interpretados por el consejo de Videntes.

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